SIGUE TU PROPIA DINASTÍA, SÉ FIEL A TI MISMO. CAPÍTULO II: A MI MANERA

Cada cierto tiempo recuerdo cómo empezó todo. Un simple pensamiento fue el desencadenante de unos pocos méritos que he conseguido en estos casi los tres últimos años.

Antes incluso del ámbito de lo académico, en primer año de carrera me gustó el tema de la defensa de los Derechos Humanos, así que decidí contactar con el Defensor del Pueblo de Galicia y, gracias a una gran mentora que me enseñó y apoyó durante los meses que estuve allí, conseguí aprender la realidad sobre cómo intentar mejorar la vida de las personas.

Este pequeño paso me permitió descubrir que, si deseaba conseguir algo y me lo proponía lo conseguiría. Podría decirse que en ese momento me picó el Derecho en profundidad gracias a un buen mentor y al desarrollo de mi propia ambición.

El desencadenante de historias como la de un servidor depende de dos factores: la ambición personal y los modelos a seguir.
Por una parte, la ambición personal es fundamental, si uno no tiene ganas de desarrollar su propio proyecto es mejor que piense en buscar alguien que le guíe a ser un borrego. Es necesaria la ambición para tener una meta y la meta no se consigue sin ambición. Son dos elementos recíprocos e inseparables que han estado ligados desde el inicio de la vida. Si el hombre no hubiese tenido la ambición de alcanzar los objetos, no se habría erguido.

Por otra parte, los modelos a seguir – o nuestros héroes personales – nos permiten encaminar nuestro proyecto, nuestra ambición utilizando su experiencia y consejos como base sobre lo que uno debe y no debe hacer. Eso sí, conservando la esencia de uno mismo.

A la hora de escoger los héroes personales uno ha de ser muy cauteloso, sobre todo con los más cercanos.

En algunas ocasiones uno puede encontrarse en su trayectoria vital a personajes que aparentan ser héroes pero no lo son, son los llamados “héroes pantalla”. El principal problema con estos personajes es la envidia la cual suele ser una manifestación de su complejo de inferioridad.

Por lo general, tanto con estos personajes como con demás envidiosos es mejor no tener conflicto, ya que suelen ser individuos con demasiada malicia y tiempo libre.

Por consiguiente, tal y como dije en otras ocasiones, escape usted de los problemas y concentre su energía en lo beneficioso y productivo. Tanto los “héroes pantalla” como demás envidiosos suelen tener ya bastante con sus insignificantes vidas de cucarachas.

Para terminar, les recuerdo que la vida es una canción a medio componer de la que usted escribe la música y la melodía. Por todo ello, (y siguiendo a mi héroe Paul Anka) hágalo a su manera, con su ambición y aconsejado (pero no guiado) y siga su propia dinastía.